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Seguridad es la clave


Los traslados terrestres suelen ser un quebradero de cabeza para secretarias, asistentes personales, y organizadores de viajes corporativos.

 Cuando un hombre o mujer de negocios tiene que viajar, hay muchos aspectos relacionados con el viaje que se deben considerar. Escoger las fechas adecuadas y cuadrar agendas es solo el principio. Después, se deberán contratar los vuelos y el alojamiento. Incluso, si se es previsor, se podrá reservar mesa en un concurrido y popular restaurante puede ser la cereza del pastel tras culminar una provechosa reunión de negocios. Sin embargo, esa suele ser la parte fácil de gestionar.

La parte más compleja llega cuando se trata el transporte terrestre, al que con frecuencia no se le da la importancia que merece y se deja para el último momento. Es entonces cuando surgen los problemas de disponibilidad y se descubre que el producto contratado dista mucho de lo esperado. Por algo los traslados terrestres se convierten en un quebradero de cabeza para secretarias, asistentes personales, y organizadores de viajes corporativos.

Desde chóferes que no se presentan a la hora prevista, a vehículos que no coinciden con el solicitado y no tienen la capacidad para transportar a todos los viajeros, o que incluso no tienen espacio para alojar todo el equipaje. Constantemente los viajeros se topan con situaciones en las que no se cumplen los requisitos más básicos de calidad que toda empresa de transporte ejecutivo terrestre debería ofrecer.

Incluso suele pasar que, a la hora de gestionar los viajes de grandes fortunas, muchas agencias o brokers opten por ofrecer el pack completo —jet privado, alojamiento, catering— pero dejen fuera del paquete el transporte terrestre: muy poco a ganar, pero en cambio mucho a perder. El transporte terrestre suele tener un valor monetario mucho menor que el resto de servicios, pero el más mínimo error en su ejecución puede hacer perder cuentas de muchísimo valor que ha costado meses, o años, conseguir. Y como dicta el sentido común: un cliente perdido por un mal servicio o una mala gestión difícilmente volverá a contratar con la empresa o persona que cometió el error.

Una empresa que conoce bien los entresijos del transporte ejecutivo terrestre, al que se dedica desde hace más de 20 años, es Drivania. Especializada y segmentada en diferentes sectores como el viaje corporativo, el viaje de lujo, y el de aviación privada, cuida el detalle y las necesidades de cada cliente de manera diferenciada, ofreciendo no solo un coche ejecutivo de gama alta con chófer, sino un servicio completo de principio a fin. A través de una plataforma de contratación ágil e intuitiva, una extensa red de chóferes estrictamente homologados, y un equipo de atención al cliente 24/7, la empresa cubre más de 600 destinos preferentes por todo el planeta, ofreciendo incluso seguridad y garantías en varios destinos que el viajero medio de negocios a priori consideraría “de riesgo”.

Hay que tener en cuenta que los viajeros que requieren servicios de transporte terrestre no siempre comparten el mismo perfil, aunque muchas de sus necesidades puedan ser compartidas: es probable que el viajero de negocios o corporativo que quede satisfecho con sus traslados se decida a usar servicios similares en sus viajes de placer. Y los clientes más exigentes del mundo, aquellos que viajan indistintamente por negocios o por placer, y que pertenecen al sector de la aviación privada (o bizav, como se la conoce popularmente), también necesitan desplazarse en vehículo ejecutivo en su día a día.

José Garrido, experto en viajes corporativos, viajó recientemente a Ciudad de México para participar en la prestigiosa feria de la Global Business Travel Association (GBTA), la organización de viajes y reuniones de negocios líder en el mundo. “El traslado es crucial dentro de un viaje porque durante el mismo pueden surgir diferentes factores que lo estropeen. Un ejecutivo puede estar acostumbrado y resignado a que se retrase un avión, pero no suele aceptar de igual modo que se retrase un coche” —afirma Garrido—. “Nosotros afortunadamente podemos dar un servicio que supere las expectativas de pasajeros, secretarias, y agentes de reservas. Un servicio sin riesgos. El principal valor que podemos transmitir es “tranquilidad”. Nos preocupamos para que ustedes no tengan que preocuparse.” —concluye.

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