Turismo 4.0: La tecnología detrás de tus vacaciones

Posicionándose como el motor económico actual, los usuarios de 18 a 40 años están dando la vuelta a las vacaciones tradicionales, decantándose más por experiencias, aventuras interactivas e incluso la figura del nómada digital, apalancando los beneficios del trabajo remoto. Sin embargo, un eje clave de esta nueva era del turismo recae en gran medida en la tecnología.

Se calcula que el viajero promedio invierte aproximadamente 13% de su tiempo en línea en actividades relacionadas con su viaje: cotizaciones, reservaciones, itinerarios, etc. A nivel plataforma, esto marca una evolución clave que se ha experimentado en las décadas más recientes: con el acceso a internet y la proliferación del comercio electrónico, se dio el paso de tercerizar la organización de un viaje a través de una agencia y/o la visita a una multiplicidad de proveedores, a empoderar al usuario para hacer el mismo desde su computadora.

Detrás de esto hay, por supuesto, una maduración tecnológica sin precedentes: desde la infraestructura para soportar la infinidad de sitios web de consulta y transacciones, hasta el rastreo de vuelos y el check-in con códigos QR, incluso en cuanto al establecimiento de nuevas atracciones turísticas, apostando por espacios instagrameables que ayuden a los viajeros a reflejar su experiencia en redes sociales.

Es así que podemos observar que los servicios turísticos y de transporte no son ajenos a la industria 4.0. Tan solo en la compra de vuelos, autobuses y traslados en general, 45% de los compradores mexicanos prefieren hacer la transacción por internet debido a que encuentran más descuentos y promociones que en una tienda física. Del mismo modo, ya instalados en el hotel, 73% de los huéspedes señalan una preferencia por controlar el acceso a su habitación a través de una aplicación móvil, en lugar de las llaves tradicionales o las tarjetas de contacto.

Esto abre una oportunidad significativa en la digitalización como un habilitador clave de nuevas experiencias, construyendo interacciones híbridas donde las organizaciones deben considerar una estrategia omnicanal para posicionar y desplegar sus servicios.

Tal innovación está en cada transacción y dispositivo, requiriendo equipos cada vez más robustos para que los usuarios puedan navegar e interactuar con grandes volúmenes de información de forma sencilla y atractiva.

Pero también se necesita un gran poder de cómputo a nivel infraestructura, soportando las páginas web y aplicaciones encargadas de dar acceso a su catálogo de servicios, comunicación y compra (servidores, plataformas de nube y centros de datos), dando cabida también a propuestas disruptivas que nacen en lo digital: cada vez son más los algoritmos basados en soluciones avanzadas de IA que hacen más sencilla la búsqueda de planes y paquetes a la medida de cada consumidor.

Es decir, de cara a una era dominada por la experiencia del consumidor, la economía de datos juega un papel fundamental para la personalización de las mismas, aportando, no solo la posibilidad de hacer cada viaje más ameno, sino también la capacidad de hacer del turismo un sector más seguro e intuitivo.